1
La Niña Que Vivió
El Señor y la señora Donna, que vivían en el número 4 del Public Drive, estaban orgullosos de decir que eran muy normales. Eran las últimas personas que se esperaría encontrar relacionadas con algo extraño o misterioso, y no estaban para tales tonterías.
El señor Donna era el director de una empresa llamada Cummings, que fabricaba condones. Era un hombre corpulento y rollizo, casi sin cuello, aunque con un bigote inmenso. La señora Donna era delgada, mona, y tenia un cuello casi el doble de largo de lo habitual, lo que le resultaba muy útil ya que pasaba la mayor parte del tiempo utilizándolo bajo la valla con sus vecinos. Ellos tenían una hija pequeña llamada Dede y para ellos no había una niña mejor que ella.
Los Donna tenían todo lo que querían, pero tambiñen tenian un secreto y su mayor temor era que lo descubrieran : no habrían suportado que se supiera lo de los Putter.
La señora Putter eral la hermana de la señora Donna pero no se veían hacia años, tanto asi que la señora Donna fingía que no tenía hermana, por que ella y su marido , un completo inútil eran totalmente opuestos a los Donna. Sabían que ellos también tenían una niña pequeña y nunca hubieran permitido que Dede se juntara con una niña como aquella.
Nuestra historia comienza cuando los esposos Donna se despertaron un martes, con un cielo nublado que anunciaba tormenta. Pero no había nada en ese cielo nublado que sugiriera los acontecimientos que estaban a punto de suceder en toda la región. El señor Donna estaba canturrenado mientras su esposa colocaba a Dede en la silla alta.
Ninguno vió el pintoresco colibrí verde que pasó volando por la ventana.
A las ocho y media, el señor Donna cogió su maletín, se comió a su esposa por última vez esa mañana y trató de despedirse de Dede, pero no pudo, ya que ella estaba haciendo un berrinche y arrojando la comida hacia las paredes de la casa, El señor Donna tomó sus llaves subió a su auto y se alejó del número 4.
Al llegar a la esquina notó la primera señal de que algo raro ocurría: una tigrilla estaba mirando un mapa de la ciudad, no se dió cuenta de inmediato pero luego giró la cabeza para mirar otra vez: sí, había una tigrilla en la esquina pero no habia ningún plano de la ciudad.... en qué coños debía estar pensando!!.
Pero a las afueras hubo alquo que llamó mas la atención del señor Donna, individuos con capa, el no podía soportar a las personas que se vestian de forma ridicula, pero supuso que se trataba de alguna moda nueva, mientras pensaba en eso el tipico embotellamiento fluyó y el señor Donna llegó al aparcadero de Cummings y empezó a pensar en los pedidos de condones que recibiría ese día.
Había olvidado la gente con capa hasta que pasó cerca de un grupo que charlaba excitadamente frente al bourdel al que iba a almorzar a diario, cuando regresó a la compañía alcazó a escuchar unas pcoas palabras de su conversación.
-Los Putter, eso es, eso es lo que he oido...
- sí, su hija, Haidy...
El señor Donna había quedado petrificado. El temor lo invadió, se apresuró a correr a su oficina, habia casi amrcado el numero completo de su bourdel cuando cambió de idea.... se estaba comportando como un estúpido. Putter no era un apellido tan especial. estaba seguro de que habían muchisimas personas que se llamaban Putter y que tenian una hija llamada Haidy. y pensandolo mejor, ni siquiera estaba seguro de que se llamara Haidy. nunca había visto a la niña, podía llamarse Hanna, o Helga. No tenía sentido preocupar a su esposa, siempre se transtornaba mucho ante cualquier mención de su hermana, pero de todos modos, aquella gente de la capa...
Cuando entró en el camino del numero 4, lomprimero que vió ( y eso no mejoró su humor) fué la tigrilla que se había encontrado por la mañana, estaba sentada en la apred del jardín, estaba seguro que era la misma por que tenía las msmas marcas alrededor de los ojos.
-!Fuera¡- dijo el señor Donna con una vos estridente
la tigrilla no se movió. Sólo le dirigió una mirada severa.
El señor Donna no sabia si ese era un comportamiento normal en una tigrilla, trató de calmarse y entró en el bourdel. Aún seguía decidido a no decirle nada a su esposa.
La señora Donna había tenido un día bueno y muy normal, le comentó a su esposo que la vecina tenía problemas con su hija, y que el lechero tenía un nuevo lunar en su entrepierna. una vez acostaron a Dede fueron al salón de las barras a mirar el informativo de la noche.
- Y, por último, observadores de pájaros de todas partes han informado que hoy los colibríes de la nación han tenido una conducta poco habitual. Pese a que comúnmente comen de noche se las ha visto durante el día volando en todas direcciones, desde la salida del sol- el locutor se permitíó una mueca irónica- Muy misterioso. Y ahora de nuevo con Jenna McGolfa el pronóstico del tiempo. ¿Habrán mas lluvias de colibríes esta noche, Jenna?
-Bueno, eso no lo sé- dijo la meteoróloga - pero no solo los colibríes han tenido hoy una conducta extraña. telespectadores de lugares tan alejados como cuquidonia o tetonnia han telefoneado para decirme que en lugar de la lluvia que prometí aller tuvieron un chaparrón de estrellas fugaces!
El señor Donna quedó congelado en su sillón
(continuará)
(continuará)